Nuestro objetivo
La leishmaniasis es una enfermedad zoonótica producida por la infección del protozoo parásito Leishmania spp. que se transmite por la picadura de mosquitos flebótomos de la familia Psychodidae (género Phlebotomus en la cuenca mediterránea). Esta enfermedad puede presentarse en su forma cutánea o visceral, siendo esta última la más grave y causada por Leishmania infantum, que predomina en la región del Mediterráneo, y en la que el órgano que se ve afectado principalmente es el hígado. El perro doméstico (Canis lupus familiaris) es el principal reservorio de este parásito, que también es el causante de la enfermedad en humanos, así como en otros mamíferos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año se producen entre 700.000 y 1.000.000 de nuevos casos en humanos, y entre 26.000 y 65.000 defunciones debidas a esta enfermedad. En Europa occidental se concentran el 70% de los casos de leishmaniasis cutánea del mundo según la OMS, siendo clasificada como una enfermedad endémica tanto en su forma visceral como cutánea. Pese a que su principal reservorio es el perro doméstico, un trabajo publicado recientemente por el grupo de investigación solicitante indica un incremento de esta infección en otras especies, incluyendo felinos. Por otro lado, según la OMS, uno de los factores de riesgo más importantes para este incremento tanto en perros como en otras especies, incluida la humana, es el cambio climático, ya que el aumento de temperatura global facilita la presencia del parásito, así como de sus vectores y reservorios, lo que hace prever que estos datos de prevalencia irán aumentando a lo largo de los años, y que los países afectados ya no serán sólo los países de la región mediterránea, sino otros países europeos de zonas más australes. Por tanto, y dado que la lucha contra el cambio climático y la adaptación al mismo es una de las misiones del nuevo programa “Horizon Europe”, para generar una Europa resiliente frente a este cambio climático, se deben implementar programas de control y soluciones frente a enfermedades emergentes, más aún si se trata de zoonosis. De hecho, se prevé que la leishmaniasis, ahora endémica en la cuenca Mediterránea, se extienda a otras regiones como un problema de salud pública. Por ejemplo, en España, y según el último estudio epidemiológico publicado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), una de las comunidades autónomas con mayor prevalencia es la Comunidad Valenciana, donde se ha observado un incremento de casos desde 2012. Sin embargo, este mismo año el informe de situación del Ministerio de Sanidad, que evaluaba el riesgo de transmisión de L. infantum en España, ya indicaba un incremento de casos en el resto de la Península, incluyendo regiones del Norte. Esta situación que ya está ocurriendo en España es muy posible que afecte al resto del continente. De hecho, algunos autores ya han advertido de la aparición de leishmaniasis humana en el centro y norte de Europa (Norte de Italia y Francia, Alemania y Reino Unido, entre otros) debido, entre otros factores, al cambio climático. Estos datos hacen prever que la infección por L. infantum que actualmente es endémica de la zona Mediterránea, se convierta en breve en una zoonosis emergente en toda Europa, lo que hace necesaria la búsqueda de soluciones tanto para la generación de nuevas vacunas como de tratamientos más efectivos.